Apenas amanecía el 2011 cuando Heidy compartía conmigo que se casaría en septiembre. Me hizo recordar aquel dicho maracucho que reza “no se deben contar los pollos antes de nacer”, aunque la verdad es que en este caso nada estaba naciendo, excepto un año que se iría tornando en un remolino de suspiros contenidos cada vez más humedecidos de anhelos y lágrimas de felicidad, por supuesto… de felicidad. De todas maneras a mí me parecía que faltaba mucho tiempo.
Incluso Heberto “se quemó los pies” (tal como lo recita Ana Belén en una de sus más hermosas canciones) conmovido por aquella avalancha de planes que ya veíamos venir, cuando en los inicios de febrero le trajo una revista especializada en el tema que ya nos invadía a todos los que la rodeábamos. Si la pobre revista hubiese intuido lo que le esperaba, de seguro, no se hubiera dejado comprar… creo que hasta a Capacho fue a dar con su promesa de convertir a sus lectoras en la más glamorosa de todas las novias.
Una infinidad de detalles, todos coordinados por ella, darían fe de que ése era su evento, su boda, su gran celebración: El vestido del civil con broche y todo, las tarjetas únicas y muy especiales, el diseño del menú, la selección de la agencia de festejo y la iglesia (la más bonita de Maracaibo) que por su sencilla ingenuidad hizo lucir a los novios más enamorados que nunca.
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Efraín me dijo que cuando vio entrar a Heidy no podía aguantar las lágrimas. Estoy seguro que la iglesia tuvo que ver mucho con esas ganas de llorar. Aunque debo reconocer que Heidy estaba espectacular: El traje de novia blanco, impóluto y las orquídeas en el tocado y en el ramo la hacían lucir radiante y realizada. La única pincelada de color que siempre imaginó en su ajuar era el violáceo contraste de orquídeas esparcidas en una inmensidad blanca de flores y organza. El cortejo con su impronta verde y el emparejamiento de caraqueños con maracuchas le dio al espectáculo religioso esa connotación de inolvidable.
La realidad fue mucho más hermosa que los sueños que ella durante nueve meses me estuvo contando.
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