Serie
Haciendo camino mientras ando
Aunque usted no lo crea

"Siempre me casó un juez, debí haber exigido un jurado"
Groucho Marx












Uno de los secretos que descubrí para entender el éxito de los egipcios es que, muy al contrario de lo que nosotros creemos, para echarle bolas no hay que tenerlas. Me explico: estos egipcios no tienen las que les conté y ésa es la razón por la que cuando le fueron a echar un cerro pasaron desapercibidos, pues no tenían ni una sola en buen estado que permitiera construir ese montículo que tanto anhelamos tener cuando queremos lograr algo.

Que conste que si se los digo es porque tengo los pelos del camello en la mano (nunca mejor utilizado este refrán egipcio). Ustedes se montan en ese camello tirado en el piso y uno jura que se la está comiendo. Hasta para una pose y fotico graciosita da la vaina.

Ah! Pero cuando el tipo se levanta es otra cosa. Lo primero que sientes es que las dos, es decir, las únicas que tienes, se apachurran, pero aquí está lo más interesante del caso: ni te das por enterado, pues el batuqueón que te pega ese animal cuando se levanta te hace sentir como si estuvieras montado en un ciclón sobre la montaña rusa más empiná que pueda existir, pero con un pequeño detalle: “sin barra de seguridad”, o sea, a tu propio riesgo.

En menos de tres segundos ya estás montado en el tercer piso de un edificio y cuando crees que todo está estable es cuando empieza lo bueno. A todas éstas, las que les conté siguen apachurradas y tú desesperado por meterte mano para arreglar la vaina y nada que puedes.

En ese momento el comandante del convoy, quien desde arriba se ve como un enanito, comienza el recorrido y es entonces cuando más te hacen falta las dos que tenías buenas y que ahora están apachurradas, pues las necesitas en el cuello para poder drenar el terror que produce que en una de esas tongoneadera del camello vayas a salir volando derechito al tierrero ése que rodea las pirámides, ¿ya les conté que lo de la tormenta de arena alrededor de las pirámides no es ningún invento de Hollywood?

Ahora lo tengo claro… para echarle bola y lograr lo que los egipcios ya lograron, tenemos que dejarlas colgada en el perchero antes de salir de la casa.

Sigo averiguando, porque estoy seguro que deben tener algún otro secreto por ahí guardado. Todavía tengo 8 días para conseguirlo.

Un beso para ustedes y un abrazo para ellos.

Edgar y Heberto
Escrito el 12 de abril de 2011 en el taxi de regreso de Abu Simbel (a Aswan)









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