El matrimonio va ganando adeptos y ya se me está haciendo costumbre formar parte de estos eventos. Esta vez fue Rinnett quien me mantuvo en vilo durante la semana previa al matrimonio de Rennett. Dispuesto como estaba a apoyar y ayudar en lo que pudiera, las indicaciones de Rinnett fueron cambiando, siempre de improvisto, y en todas las dimensiones por donde se extiende esta ciudad que no resulta nada amable, sobre todo, los sábados por la tarde.
Sin embargo, el entusiasmo de vivir en primera fila la boda de Sugeyla y Rennett superaba con creces cualquier obstáculo que Caracas nos impusiera: El tráfico que caracterizó a este sábado Religioso, aderezado con una lluvia que para lo único que servía era para confundir a los que habitamos en este valle de lágrimas. El desvío (imprevisto y de última hora) hacia Las Mercedes presagiaba que nunca llegaríamos a tiempo a la iglesia y que el novio tendría que ser entregado a la novia directamente por Papá-Dios. El extravío que generó un acuerdo tácito que no fue signado por ninguno de los que iban en mi camioneta también potenció la ansiedad que genera en mí la impuntualidad, cada vez más presente en mi día-a-día… me refiero a la ansiedad.
Finalmente, y tal como antes lo acoté, todo se redujo a solo imprecisiones, pues fuimos los primeros en llegar a la iglesia y con suficiente tiempo para relajarnos y compartir encuentros y re-encuentros con gente querida, con familia que no esperaba conseguir y con Sugeyla y Rennett quienes, al fin y al cabo protagonistas de esta historia, supieron acaparar la atención de todos los presentes... y de los que sin estar presentes quisieron, también, formar parte de esta noche tan especial, como aquel motorizado quien imaginando erróneamente por el transe que estaba pasando Rennett, le gritó desde su vehiculo "Chamo! todavía estás a tiempo, móntate".
El protagonismo les duró toda la noche, tal vez, muy probablemente, por la elegancia que ambos esparcían por donde quiera que se hacían presente o, seguramente, por la buena energía que fue creándose en el salón de fiesta donde todos celebramos y brindamos por la eterna felicidad de los novios.
|